sábado, 15 de marzo de 2014

Golondrinas



 


Autor: Tassilon-Stavros










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GOLONDRINAS

 

 

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Es un grito continuo la golondrina; un gemido o una risa, no lo sé; hecho todo alas, todo vuelo oscuro, que despierta a la mañana desde el paraíso del pinar. Nido y palacio. Y  conturba a la tarde con su trisar melancólico, hecho súplica para que no duerma en su ocaso. La algarabía de este tropel de endrinas manchas que surca tu cielo de verano, paisaje mío, es como una respiración vigorosa del pulmón que aspira el oxígeno de tu riqueza, del boato saludable que genera tu cuerpo, tierra tostada, de un arcaísmo primoroso, y todavía lozano.

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Su belleza es la de una flor humilde que se desgaja de esa otra belleza sencilla de tu pinar doncel, para adornar el espacio de tu azul, que, sin  ella, cual invierno apesarado, se hallaría vacío, monótono, apagado, en  su silencio. Sin la revelación de esos ecos, que se mantienen vírgenes en tus altitudes y lejanías, frente a esas arboledas, pastosas, lujuriantes, y la copa en tu lumbre mediterránea.¡Qué alegre ese vuelo alocado que, de pronto, se llena con el vértigo de una caída inminente, para luego remontarse, hecho pura ansia, pura vitalidad, ufano con el mensaje de esa provisión alimenticia hallada en tu cuerpo, porcelana prolija e inmutable, y prensada en su pico ágil! 

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¡Cómo salpican las horas idílicas de luz y bonanza del estío con las nubecillas de sus revoloteos, que parece que se tejen a sí mismas en un festoneado crespón negro para ornato de tu cielo! ¡Qué verbeneo de fiesta impensada para la tarde azul y gualda! ¡Ah, paisaje mío, no sabes hasta qué punto nutre mi sensibilidad la incansable golondrina!... Y quisiera preguntarles... Quisiera que me contaran el secreto de su éxodo de invierno con las rutas de sus esperanzas.Quisiera hallar el mago del ensueño que les dio las alas, y pedirle ese don para mí, como para mí quisiera la fidelidad dulce de su retorno... Quisiera saber en que rincón de ti se mueren las golondrinas...